Centro Público Integrado de Formación Profesional "Corona de Aragón"

El Centro Público Integrado de Formación Profesional "Corona de Aragón" se halla ubicado en la Ciudad de Zaragoza y dedicado a la Formación Profesional desde la primera decada del siglo XX. En este centro se han formado a lo largo de su historia mas de 50.000 alumnos de diferentes familias profesionales. Mas información en www.cpicorona.es / @CPIFPCorona

domingo, 12 de mayo de 2013

Claves para una entrevista en el trabajo


Las posibilidades de conseguir una cita de trabajo son escasas, y aún más con la crisis. Por eso, cuando se obtiene una, se debe aprovechar al máximo. En los detalles está el quid de la cuestión.

Si en tiempos corrientes los nervios pueden traicionarnos, hay que ser conscientes de que en épocas de convulsión económica las trampas se multiplican. Un tejido productivo en declive, despidos masivos en las empresas, austeridad en el sector público y, como reflejo, bajo consumo ciudadano, constituyen una espiral que incide negativamente en la autoestima y, al mismo tiempo, aumenta la presión sobre las personas que buscan una oportunidad. Recursos y tics nerviosos, descartados. No vale morderse las uñas, rascarse el pelo, sonreír a cualquier comentario, hacer del asiento una montaña rusa y usar el bolígrafo para aporrear la mesa del entrevistador. Ahora, ¿qué hacer para evitar este puñado de técnicas compulsivas? Primero, el autoconocimiento. Saber nuestros defectos y virtudes. Tenerlos bien presentes antes del encuentro. “La capacidad más importante para ser desarrollada es el autoconocimiento, conocerse a sí mismo requiere valentía y honestidad para abrirse y examinar las propias experiencias. Tenemos que estar dispuestos a recibir feedback, descubrir cuáles son los valores que nos forman como personas, las creencias o las convicciones”, deduce Natalia Gimena de Diego, especializada en Conducción de Recursos Humanos de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Ser sinceros y no ocultar los defectos Todo entrevistador sabe que, como cualquier ser humano, poseemos puntos débiles. ¿Quién no nbvvvvjtiene un talón de Aquiles? La honestidad es un bien preciado en cualquier ámbito laboral. Por ende, sin exagerar ni caer en un victimismo dramático, hay que ser fieles a la verdad. “Se pueden omitir aspectos irrelevantes, pero no conviene mentir, pues un buen entrevistador detecta las mentiras con facilidad, y la falta de honestidad se interpreta como una posible falta de lealtad futura. La lealtad es una cualidad que cada vez se exige más en las empresas y por los superiores”, destaca Eduardo Gorostegui, catedrático de Organización de Empresas y director del máster en Dirección de los Recursos Humanos de la UNED. Y añade: “Hay una idea importante: tratar de venderse a una empresa con una personalidad o una formación y experiencia falsas es más difícil que vender a un cliente un producto que no se ajusta a sus necesidades o deseos”. Además, en este caso, es un producto de consumo duradero, “por lo que el cliente se librará del producto en cuanto compruebe que no se ajusta a sus necesidades, y todo el esfuerzo habrá sido en vano”.

Conocer la empresa también es sustancial. Demostrarle al entrevistador que estamos interesados en formar parte de su compañía porque nos gusta o admiramos su trabajo, no es lo mismo que hacer de paracaidistas desesperados por aterrizar en cualquier espacio profesional. “Hay que conocer la compañía. Saber lo que hacen y lo que buscan. Y comprenderlo, no aprendérselo de memoria, no ser un casete. Cuánto más se sepa de la compañía, mejor, porque va a producir una relación transparente y nítida entre ambas partes”, sintetiza Daniel Iriarte, director asociado de Glue Consulting, una consultora boutique especializada en gerencia y alta dirección.
Según el portal Universia, sólo uno de cada cinco candidatos se preocupa de estudiar la firma a la que aspira pertenecer. Es imperioso tener diferenciado el estilo de cada empresa y el perfil que está buscando. “Un proceso de selección es como un matrimonio en el que conviene que las dos partes estén interesadas una en la otra, si no estará llamado a fracasar tarde o temprano. Los candidatos de manera natural se informan de la empresa recurriendo a la abundancia de datos que hay en internet, incluso contactando a empleados a través de LinkedIn. Las acciones en este sentido denotan proactividad e iniciativa”, afirma Jordi Assens, profesor de Política de Recursos Humanos de Eada.
Los lenguajes (el corporal y el oral) también deben tenerse muy en cuenta. Y en esto cabe distinguir que ninguno es más trascendental. La comunicación será la vía por donde circulen nuestras experiencias, conocimientos... Si esta no es fluida, en lo verbal, y, al mismo tiempo, sencilla pero correcta, en lo físico, todas nuestras armas de seducción quedarán anuladas o bloqueadas, haciendo imposible cualquier tipo de empatía con el interlocutor. “Se suele considerar que es conveniente que exista cierta coherencia entre la parte consciente y la inconsciente del entrevistado, y que ello se manifieste en una consonancia entre el lenguaje verbal y el no verbal. En la práctica, lo preferible suele ser comportarse de forma natural, sin tratar de forzar en exceso la forma de ser, pues, de otro modo, es cuando suele aparecer cierta disonancia y el entrevistador puede tener la impresión de que el candidato no es sincero ni honesto”, sostiene Eduardo Gorostegui.
En el mundo de las palabras existe un protocolo de base: no tutear hasta ser avisado. Evitar los “creo” o los “me parece”, vocablos que inducen duda o falta de confianza. Sortear las respuestas con monosílabos –no o sí–, las afirmaciones y negaciones absolutas –­siempre o nunca–, y, sobre todo, las palabras complejas o rebuscadas: no pequemos de grandilocuentes. Manejar los silencios a discreción, esto significa un equilibrio entre la verborrea y el mutismo. Y jamás interrumpir; esperar siempre nuestro turno para hablar. Que la ansiedad no nos traicione.
Por el lado del físico, hay que ser consciente de que los gestos, al igual que las palabras, poseen una semántica: cruzar los brazos denota falta de interés o indiferencia; frotarse las manos significa impaciencia y mantener las palmas de las mismas abiertas transmite honestidad y franqueza. Morderse los labios simboliza indecisión; parpadear en exceso remite vacilación, y mantener la boca cerrada transmite seguridad y sosiego.
Continuando en la estela de lo estético aparece la vestimenta. ¿Qué ponernos? ¿Se tiene en cuenta la imagen? ¿Dice mucho de nosotros? Sí. La afirmación es contundente. Aunque suene superficial o banal para algunos, es la información inicial que le brindamos al entrevistador. “La primera impresión es un dato que se tiende a comprobar a lo largo de la entrevista. Es muy recomendable presentarse con un estándar para el contexto de selección en el ámbito laboral: traje de chaqueta, colores neutros, sin notas, adornos o pinturas extravagantes o infrecuentes,” recomienda María Oliva, profesora de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. Y recordar que, si no estamos acostumbrados a ponernos determinada ropa –traje y corbata, por ejemplo–, lo mejor es realizar un “proceso de adaptación” en los días previos. Esto nos va a permitir asimilar esas prendas inéditas. De lo contrario, estaremos durante la entrevista acomodándonos permanentemente y mostrando fastidio, una situación que desconcertará a la persona que tengamos enfrente.
Los olores no son, como muchos piensan, un detalle más. No es lo mismo acudir a una entrevista transpirado, sin desodorante y habiendo fumado instantes antes, que ducharse, tener un perfume sobrio y un aliento fresco. La selección se desarrollará, claramente, en distintas atmósferas. En el primer caso, además de poner incómodo al interlocutor, denotaremos dejadez; mientras que en el segundo, no sólo le ofreceremos una imagen de higiene y responsabilidad, sino que también contribuiremos a la creación de un clima idóneo para exponer nuestro potencial. Con respecto a los perfumes, los profesionales destacan que es tan importante oler bien como no oler tan bien. No debemos distraer con nuestra fragancia. La mejor opción es algo suave, floral o cítrico. Nada de mezclas intensas ni experimentos: sencillo y disimulable.

Como epílogo y para anestesiar las ansias, es recomendable un role playing: un simulacro de la entrevista que nos evalúe. Es necesario para esto crear una situación verosímil y rigurosa, que realmente ponga a prueba nuestros nervios y saque a la luz tanto los fallos como los aciertos. El objetivo es detectar y pulir los errores para la verdadera cita. Por eso se aconseja grabarlo con una videocámara para después estudiarlo y analizarlo con un tercero con mirada crítica, atento a las muletillas, posturas físicas forzadas, reiteración de palabras...
¿Cómo estructurar esta presentación? Fácil: “El currículum ordena el discurso. Cuando lo redactamos primero ponemos los datos personales, luego los conocimientos y, finalmente, la experiencia. El speech deberá profundizar esa información. Entonces es conveniente escribir un discurso de unos quince minutos en el cual relatamos el currículum. No puede haber contradicciones entre lo escrito y lo que digamos”, sugiere Ruben Barasch, director de la licenciatura en Recursos Humanos de la UADE. En el medio, haciendo de entrevistador, lo ideal es un amigo que trabaje en la esfera de los recursos humanos.

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